Es nuestra vida el obstáculo más grande.
Se nos presenta sin avisar, empieza a latir con seguridad pero bajito a los oídos del mundo externo, del mundo que luego se nos vendrá encima, o nos dará abrigo.
Es mi vida la que manejo hoy.
Es hoy cuando decido lo que yo quiero ser.
Hoy, cuando lloré sin vergüenza, cuando me sentí abrumada, sola, frustrada, bien supe que estaba donde yo tenía que estar.
Yo quiero ser eso que me late adentro, que me dice a gritos donde voy a estar bien, por mi y por los demás.
Que yo con todo mi esfuerzo, con todo mi amor, voy a ser una de tantos que hacen que el mundo no se nos venga tan encima.
Yo quiero ser alguien que dé abrigo.
Es mi vida la que tengo en mis manos hoy, para poder luego hacer el bien con la salud y vida de los demás.
Si yo paso los obstáculos que tanto me hieren, que tanto dolor causan, voy a estar preparada para hacerle frente a lo que causa dolor y muerte a los demás.
Y tener miedo, me es natural. El miedo se hace carne, se hace parte de uno.
Mi obstáculo no es el miedo; no es vencerlo, porque siempre va a estar.
Mi objetivo es aprender que la existencia del temor lo único que puede lograr es hacerme derrumbar, tirar mi anhelos y desperdiciar mis sacrificios.
Es mi vocación el obstáculo más grande, porque es mi vida.
Por M.A.C
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